El mar y su potencial energético
Por: Eduardo Díez, coordinador del Máster en Shipping Business Administration and Logistics y Master in Marine Renewable Energies de Bureau Veritas.
La creciente necesidad de potenciar fuentes renovables de energía capaces de abastecer consumos y favorecer un crecimiento sostenible, ofrecen al sector marítimo y naval, a través de las energías renovables marinas, una ocasión inmejorable de impulso y desarrollo que no se puede desaprovechar. A esto deben añadirse las tendencias señaladas en las últimas cumbres internacionales (como la Cumbre del Clima de París) que buscan desacoplar la relación, hasta ahora existente, entre las energías fósiles tradicionales y las renovables, buscando impulsar estas últimas independientemente de los ciclos económicos de ambas.
Ya se están produciendo grandes avances y se están desarrollando un buen número de importantes proyectos, especialmente en países nórdicos y del norte de Europa, basados fundamentalmente en la energía eólica marina offshore de 1ª generación o cimentada sobre los fondos marinos. Si bien en España no se ejecutan ni se prodigan aún este tipo de instalaciones, sí que se participa muy activamente diseñando, desarrollando, fabricando y exportando los elementos, las estructuras y los dispositivos necesarios para las mismas. Además, debido a las características de su plataforma continental, quizás en España sea más viable, en un futuro no muy lejano, apostar por la eólica marina flotante o de 2ª generación.
Otra opción a tener muy en cuenta es la energía proveniente de las corrientes marinas, que puede ser la tecnología, tras la eólica offshore, con mejores posibilidades a corto plazo. Su hándicap se centra en las pocas y muy localizadas y concretas zonas donde su aprovechamiento sería óptimo (por ejemplo en España en el Estrecho de Gibraltar), abriéndose entonces el abanico de dificultades típicas y comunes a las energías marinas (como son el impacto visual, ambiental, sus repercusiones sobre la fauna marina y los tamaños, pesos y volúmenes de los equipamientos) a otras más específicas, relacionadas por ejemplo con el tráfico marítimo, la pesca o incluso problemas de índole militar.
Una tercera posibilidad, pero no por ello menos importante (de hecho la capacidad de generar potencia es de las más elevadas), es la que se refiere a la conversión de la energía de las olas. Sin embargo, en este campo el estudio y desarrollo de nuevas ideas son todavía enormes y el reto tecnológico es si cabe mayor, por lo que es posible que se trate de la tecnología a madurar en un mayor horizonte temporal. Es por tanto en esta área donde quizás pueda encontrarse un mayor espacio para la investigación e innovación, especialmente en lo que se refiere a solventar dos de sus más significativos problemas, aquellos relacionados con la adaptación a la variabilidad de la energía generada por las olas, así como muy especialmente los relativos a la supervivencia de los dispositivos ante condiciones climáticas adversas (por ejemplo ante la aparición de tormentas y temporales).
Previsiones de futuro
Se vislumbran por ello grandes perspectivas de crecimiento y oportunidades tanto profesionales como empresariales que surgirán para dar solución a las dificultades y retos que entraña la explotación del recurso marino como fuente de energía, pasando por la producción de componentes en astilleros y su consecuente efecto sobre el empleo de la industria auxiliar, el diseño de prototipos, la mejora de las características y tipos de embarcaciones para el transporte y el estudio, análisis y establecimiento de procedimientos de instalación, operación y mantenimiento de las diferentes infraestructuras, hasta la optimización de los sistemas para la transformación de la energía captada en energía útil y su exportación a tierra.
En definitiva, la exploración de estas tecnologías marinas, junto con otras de menor contribución, deben introducirse en la cadena de valor que ya de por si aporta el sector naval y marítimo, para así conseguir además una diversificación que contribuya a estabilizar los fluctuantes altibajos característicos del sector.