La recuperación empieza a ser una realidad
Al cierre de este número de Potencia conocíamos los últimos datos de ventas de maquinaria que ofrece periódicamente la Asociación Nacional de Distribuidores e Importadores de Maquinaria de Obras Públicas, Minería y Construcción (Andicop). Según estos, el sector ha incrementado sus ventas un 55% en el primer semestre del año, un dato que, aunque todavía mantiene al sector a niveles muy inferiores a los previos a la crisis, demuestran que la recuperación es un hecho y que ya se prolonga en el tiempo.
Son varias las señales para el optimismo. El paro registrado vuelve a bajar muchos años después de los cuatro millones de desempleados, y se empiezan a ver síntomas positivos en sectores muy afectados por la crisis como el mercado residencial. Asimismo, el Gobierno acaba de anunciar un plan de 5.000 millones de euros para las carreteras que a buen seguro repercutirá positivamente en las empresas ligadas a la obra pública, más concretamente a aquellas especializadas en las mezclas asfálticas y a las máquinas usadas en este tipo de trabajo.
Aunque todas estas buenas noticias tienen su letra pequeña y la debilidad con la que estamos saliendo de la crisis es señalada por todos los expertos como una de las debilidades a la que se tiene que enfrentar nuestra economía en el futuro inmediato, el horizonte empieza a despejarse en varios frentes.
Sin embargo, la obra pública continúa renqueante y sigue siendo el vagón de cola del sector de la construcción. A los recortes en inversión padecidos desde el inicio de la crisis, se suma la ausencia de Gobierno el pasado año y, por consiguiente, de unos presupuestos que contemplen nuevas inversores en infraestructuras. La gran mayoría de proyectos en los que trabajan las constructoras e ingenierías españolas se llevan a cabo en el exterior.
Este hecho, reflejo de la falta de actividad en obra pública en nuestro país, es a su vez uno de los mejores ejemplos del prestigio que nuestras empresas tienen en todo el mundo. En este mismo ejemplar de la revista, hacemos un repaso por varios de estos grandes proyectos, de toda tipología y complejidad, en los cinco continentes, y que van más allá de los conocidos –e impresionantes- tren de alta velocidad entre Medina y La Meca y la ampliación del Canal de Panamá, esta última una de las mayores obras de ingeniería que ha conocido la humanidad.
Esperemos ver pronto de vuelta todo este saber hacer en nuestro país, en nuevas obras de infraestructuras en transporte que empiezan a antojarse necesarias y especialmente recuperar la inversión en mantenimiento, un déficit que ha crecido de forma exponencial en los últimos años y que toca acometer cuanto antes. Esperemos que esta corriente de buenas noticias y buenos síntomas alcance por fin a la obra pública.
