Restaurante Chick: paredes, techos y suelos desnudos de la mano de Plantea Estudio

El local comercial de Espiritu Santo 12, una calle principal de Malasaña, albergaba un conocido ‘diner’ americano con un carácter muy reconocible, que de algún modo resultaba extraño ver recogido dentro de los muros de granito y ladrillo de este buen edificio tradicional del centro de Madrid.

Aparecía como un decorado ajeno, un implante artificial que no consideraba el entorno que ocupaba. El nuevo propietario quería renovar la actividad y el ambiente con una taberna actualizada en la que solo se serviría un elaborado sándwich de pollo frito y cerveza artesanal. Hacer lo mismo, de otra manera.

El reto consistía en conseguir una identidad propia y nueva de este tipo de local, al tiempo que un carácter adecuado a la clase de construcción y barrio en que se ubicaba.

En este proyecto, de Plantea Estudio, se descubrieron paramentos compuestos por fábricas variadas, remiendos y pies derechos de madera, parcialmente enyesadas y con algunas capas resistentes de pintura. Se decidió dejarlas tal cual habían aparecido, expresión de la edad del edificio. El techo se revistió de tableros de viruta de madera y cemento para acondicionar acústicamente y el suelo se terminó con un pavimento de hormigón.

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El color de todos los paramentos se entonó en grises para conseguir un ambiente continuo y amplio. Los muebles se diseñaron específicamente para el local en gran parte, con caracteres complementarios. Rotundos y de pino, en la zona de público sentado, con bancos fijos, taburetes y mesas pesadas y resistentes como en una vieja tasca. Pero precisos y geométricos, con aire abstracto. En la zona de pie, mesas y taburetes altos y ligeros de estructura de hierro, con sobres y asientos de mármol Ruivina y chapa de pino, como de bar moderno, pero con materiales tradicionales. Espejos superpuestos flotando sobre las paredes amplían el espacio y refuerzan una voluntad de abstracción y actualidad que equilibra el tiempo reflejado en el contenedor.   

Espejos superpuestos flotando sobre las paredes amplían el espacio y refuerzan una voluntad de abstracción y actualidad que equilibra el tiempo reflejado en el contenedor