El ministro de Fomento, José Blanco, ha anunciado su decisión de trasladar a la Fiscalía las demoras en los aeropuertos españoles registrados este fin de semana ante las bajas de controladores, para que se investigue una situación que, a su juicio, responde a "consignas".
Blanco ha explicado que la inspección de la Seguridad Social ya está investigando la situación del centro de control de Barcelona, donde en este domingo no ha trabajado "el 50% de las personas que lo tenían que hacer". Al respecto, el ministro ha indicado que el hecho de que estos trabajadores se pongan engermos "de un día para otro" parece indicar que "se hace de forma organizada".
Los controladores niegan la huelga encubierta
Aena ha responsabilizado de los retrasos en el aeropuerto de Barcelona de este domingo al 46% de absentismo registrado en el Centro de Control. Según informa el ente, del total de los 61 controladores convocados, 28 no acudieron a su puesto de trabajo, situación que está provocando fuertes retrasos en el tráfico aéreo de los aeropuertos de Cataluña, Baleares y Comunidad Valenciana.
La Unión Sindical de Controladores Aéreos (USCA) niega que las bajas se estén produciendo en base a consignas sindicales que persigan presionar las negocioaciones del II Convenio Colectivo, e insiste en que las carencias de personal que se están produciendo en los centros de trabajo responden únicamente a los efectos de la gestión que AENA está realizando del nuevo marco legal.
Desde el sindicato se reconoce que esta semana de negociación con USCA ha supuesto "un avance que no se había producdo en los últimos cinco años". A este respecto, Camilo Cela, presidente de USCA, afirma que "en tan solo cuatro días USCA ha presentado propuestas completas para 9 de los 16 capítulos que tiene el convenio. Es decir, ha presentado el 55% del nuevo Convenio".
El sindicato de los controladores afirma que, en su ánimo de llegar a una solución negociada, ha renovado tanto su cúpula directiva como los componentes de la Mesa Negociadora. "En este escenario", continúa Camilo Cela, "no tiene sentido que se tomen medidas de presión, y mucho menos encubiertas".