José Antonio Granero, decano del COAM (Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid)

Por Eduardo López Jamar

El colectivo de los arquitectos está atravesando la que podría calificarse como su mayor crisis en la historia de la profesión. ¿Qué le empujó a presentarse al cargo de decano del COAM?

No me gusta hablar de crisis. La crisis ha hecho que cambiemos absolutamente la realidad en la que nos encontramos, y creo que estamos ante un renacimiento, un reinventar y refundar la profesión y las instituciones. Nuestro proyecto, que llamábamos Abierto, pretendía ser radical e integrador. Radical porque trataba de buscar las raíces de los profesionales al servicio de la sociedad; e integrador porque trataba de relacionarse no solo con todos los arquitectos y con todas las formas de ejercicios de la profesión, sino con todos los agentes relacionados con la construcción de la ciudad, y con todos los usuarios finales, los ciudadanos.

¿Cómo convencer a los numerosos arquitectos escépticos de la necesidad del Colegio?
Se ha entendido durante muchos años que los colegios profesionales sirven para visar. No es cierto. El visado es una de la funciones y, en algunos momentos, ha sido la más importante, pero no es la única. Los que compartimos una misma profesión tenemos que tratar de compartir todas nuestras necesidades, habilidades, experiencias, y hacerlas extensivas.  Y, por otro lado, hacer que el Colegio nos sirva de esa herramienta de comunicación en los dos sentidos. Para que la gente nos conozca y conocer qué es lo que la sociedad, las empresas, las administraciones demandan de los arquitectos. Ayudar a formular esas preguntas.

Están realizando una encuesta sobre el estado de la profesión entre los colegiados madrileños, ¿ha ofrecido ya algún resultado relevante?
Hemos hecho una primera encuesta a casi 1.500 arquitectos, que nos ha servido para constatar que la situación es muy difícil, que la principal preocupación es la falta de trabajo, pero que los arquitectos no estamos en paro. Los arquitectos estamos continuamente desarrollando iniciativas, proyectos, innovación, en distintos campos. Otra cosa es que no cobremos por nuestro trabajo. Había quien decía que solo creía en Dios y en los contratos firmados. Yo me he dado cuenta de que solo se puede creer en Dios y en las facturas cobradas.

¿Qué es el proyecto Madrid Think Tank?
Vivimos en un mundo urbanizado y la ciudad es, sin duda, el espacio crítico del siglo XXI. Creemos que la competencia, en un futuro cercano, ya no será entre estados, sino entre ciudades y territorios. En ese sentido, creemos que habrá dos tipos de ciudades: las que tengan un proyecto bien definido en pos de la calidad de vida de sus ciudadanos, y las que no. Nosotros, como un agente participante en ese diseño, construcción y gestión de las ciudades, hemos decidido liderar el proyecto e involucrar en él a empresas, profesionales de otros sectores, la universidad y sentar con nosotros a la Administración, de modo que podamos decidir juntos en la creación del proyecto urbano de futuro de Madrid. La idea es que antes de julio tengamos varios proyectos en marcha con empresas, en los que haya arquitectos y otros profesionales participando. Aquellos que sean viables, desde el punto de vista económico, y que además tengan posibilidades de influencia e interés para la sociedad, serán los que salgan adelante.

¿Me puede dar cifras de visados de estos años?
La reducción en el número de visados en el Colegio, desde 2007 a 2011, ha sido de un 40%. La caída ha sido muy fuerte, pero la caída en cuanto a ingresos no lo ha sido tanto. El futuro próximo tiene que pasar, sin duda, por la rehabilitación.

Es algo de lo que se lleva hablando desde 2007, y no acaba de arrancar.

Efectivamente, no ha funcionado, porque es necesario un replanteamiento del marco jurídico y del marco económico. En España nos encontramos con más de seis millones de viviendas que tienen más de 50 años. Si actuáramos sobre un 5% de esas viviendas cada año, estaríamos hablando de 300.000 viviendas. Solo eso ya sostendría el sector. Sin embargo, no se hace, pese a que todo el mundo sostiene que es fundamental. Nos encontramos en muchos casos con propiedades horizontales, donde no hay facilidad para realizar esa rehabilitación. Se debe flexibilizar el marco jurídico para que se puedan realizar esas intervenciones. Y también hay problemas económicos, tanto fiscales como de cómo afrontar esas inversiones. En ese sentido es muy importante la participación de las llamadas empresas de servicios energéticos. Además, habría que plantearse, desde el punto de vista urbanístico, la posibilidad de otorgar otro tipo de aprovechamientos a quien realiza de manera eficaz y correcta esa rehabilitación, para ayudar a que sea factible. Es decir, ampliar una planta, crear un aparcamiento, aprovechar terrazas, etc. en el edificio rehabilitado, cuando sea posible.

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