Buenos Aires, 5 mar (EFE).- Argentina rescindió hoy el contrato con la empresa española Isolux para la construcción de una central termoeléctrica en la mina de carbón de RÃo Turbio, al sur del paÃs, un proyecto que lleva paralizado dos años y sobre el que pesan sospechas de corrupción.
Aunque el Ministerio de EnergÃa argentino no dio más detalles, y en la publicación de la medida en el BoletÃn Oficial simplemente aludió a que la obra se hallaba inconclusa tras el vencimiento del plazo previsto, esta decisión llega en el mismo dÃa en que el exdirector de la compañÃa pública que gestiona el yacimiento fuese detenido en el marco de una causa que investiga un supuesto fraude.
La propia Isolux despidió en marzo del año pasado a toda su cúpula directiva en Argentina por irregularidades detectadas tras una investigación interna.
La construcción de la generadora, un proyecto inacabado que ya ha requerido más de 1.600 millones de dólares, fue adjudicada a finales de 2007, durante el Gobierno de Néstor Kirchner, y de acuerdo a las estimaciones actuales aún serÃan necesarios al menos dos años y 250 millones de dólares más, informó la agencia estatal argentina Télam.
El Ministerio de EnergÃa reiteró su intención de terminar esta obra, a través de una nueva adjudicación que, aclararon, deberÃa enmarcarse en una “reestructuración” que también quieren que alcance a la empresa minera, Yacimientos CarbonÃferos RÃo Turbio (YCRT), sobre la que el Gobierno criticó la “ausencia de producción efectiva de carbón en volúmenes significativos en la última década”.
La decisión del Ejecutivo argentino de rescindir el contrato tiene lugar después de haber esperado durante buena parte de 2017 a que la empresa española lograse un acuerdo con un nuevo inversor que se hiciera cargo de la conclusión de las obras.
Una de las empresas interesadas en el proyecto fue la constructora Iecsa, que habÃa pertenecido al primo del presidente argentino, Mauricio Macri, un asunto que generó polémica.
Desde que terminó el plazo el año pasado, las diferencias se habÃan vuelto irreconciliables entre Isolux, que reclamaba más dinero por los pedidos de cambios realizados por las administraciones argentinas, y el propio Gobierno, que se quejaba del elevado coste y del ritmo del proyecto, que se estima terminado en un 85 %.
En 2015, en medio de la campaña electoral, la expresidenta Cristina Fernández (2007-2015) llevó a cabo una inauguración de la planta sin que esta estuviese terminada, y según medios locales, al prender una turbina que no estaba terminada se produjeron importantes daños en la caldera y los sistemas de ventilación y refrigeración.
Tras la llegada al poder del nuevo Gobierno, el Ministerio de EnergÃa presentó una denuncia por los supuestos sobrecostos en la construcción de la central.