Washington, 8 mar (EFE).- El proteccionismo se convirtió en una de las principales promesas de campaña del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que hoy dio el primer gran paso hacia una previsible “guerra comercial” con la imposición de aranceles sobre el acero y el aluminio.
“No tomamos estas acciones por elección, sino por necesidad”, aseguró Trump durante un acto en la Casa Blanca en el que estuvo acompañado por miembros de su gabinete y por trabajadores de la industria siderúrgica, a la que busca beneficiar esta medida.
La nueva imposición, que se suma a otras previas sobre productos concretos, será de un 25 % para el acero y de un 10 % para el aluminio en las importaciones y afectará a todos los paÃses que los vendan a EEUU, a excepción, por el momento, de Canadá y México.
Ambos paÃses quedan de forma indefinida fuera de estos nuevos aranceles, que entrarán en efecto dentro de 15 dÃas, a la espera de que se alcance un acuerdo entre las tres potencias norteamericanas en las actuales negociaciones del Tratado de Libre Comercio para América Norte (TLCAN).
En este sentido, Trump señaló que Estados Unidos mantiene una “especial relación” con ambos paÃses y auguró buenos resultados en las negociaciones del tratado: “Tengo la impresión de que vamos a alcanzar un acuerdo sobre el TLCAN (…) Si lo logramos, no habrá aranceles para Canadá y México”.
Sobre posibles excepciones de otros territorios, Trump dejó la puerta abierta a discutir cada caso para encontrar un balance con sus socios en materia comercial y de seguridad nacional.
“Los aranceles no serán efectivos por al menos otros 15 dÃas y vamos ver quién nos está tratando de manera justa y quién no”, comentó el presidente.
El mandatario argumentó que tanto el acero como el aluminio son “vitales” para la “seguridad nacional”, en referencia a su presencia en infraestructuras y en la fabricación de material relacionado con el ámbito de Defensa, e incidió en la necesidad de proteger ambas industrias.
Ante la posibilidad de que los nuevos aranceles provoquen una “guerra comercial” con otros paÃses y organizaciones supranacionales, el propio Trump dijo en los últimos dÃas que estas batallas son “buenas” y “fáciles de ganar”.
Sin embargo, no ha sido una decisión fácilmente digerida por parte del Partido Republicano y del propio Gobierno, ya que se sospecha que incluso ha motivado la renuncia de su principal asesor económico, Gary Cohn, expresidente de Goldamn Sachs y acérrimo defensor de las ventajas de la globalización y el libre comercio.
La firma se produjo tras una semana marcada por una gran confusión en torno a la decisión, abanderada por el magnate, sobre qué paÃses se verÃan afectados y cuáles no, lo que ha provocado que desde algunos paÃses se haya amenazado con responder mediante sendos aranceles sobre las importaciones de productos estadounidenses.
El acto también coincidió con la firma de uno de los mayores acuerdos comerciales, el Tratado Integral y Progresista de Asociación TranspacÃfico (TPP11), del que Trump sacó a EEUU al llegar al poder y que agrupa a once paÃses de la cuenca del PacÃfico.
Prueba de la oposición de parte de los conservadores ante esta medida fue la respuesta del republicano Paul Ryan, el presidente de la Cámara de Representantes, quien dijo no estar “de acuerdo con esta acción” y expresó su temor ante “consecuencias no deseadas”.
En una entrevista con la cadena CNBC, el secretario de Comercio, Wilbur Ross, afirmó que estas decisiones deben ser una “motivación” en el TLCAN: “No hay duda de que estas acciones que ha adoptado el presidente son una motivación más para que Canadá y México lleguen a un acuerdo justo con Estados Unidos”, afirmó.
Por su parte, el lÃder demócrata en el Senado, Chuck Schumer, dijo estar de acuerdo en algunas cuestiones comerciales, pero urgió al magnate a repensar su aplicación: “Pido fuertemente al presidente que revise estos aranceles y enfoque su polÃtica de forma más directa sobre China y los paÃses que envÃan acero barato a EEUU”.
“La verdadera guerra comercial es sobre los trabajadores y nos han estado pateando el culo durante décadas”, dijo en un comunicado Richard Trumka, presidente de la AFL-CIO, la principal asociación gremial del paÃs.