Madrid, 27 oct (EFE).- El gran comercio en internet rechaza la tasa Google y alerta de que supondrá un cambio “radical” en la manera de gravar a las compañÃas, dado que se impone un 3 % sobre los ingresos y no sobre los beneficios como se hace normalmente, según denuncian fuentes del sector consultadas por Efe.
El nuevo impuesto afectará sobre todo a compañÃas digitales, de publicidad o plataformas, pero, a diferencia de empresas realmente tecnológicas como Google, Apple y Facebook, las de comercio electrónico, como por ejemplo Amazon, tienen unos ingresos muy altos, con unos beneficios muy bajos, según subrayan.
El objetivo de esas tasas es encontrar una manera de gravar a compañÃas que no invierten en Europa, pero no es el caso de Amazon, que ha invertido 27.000 millones de euros y genera 65.000 trabajadores en el Viejo Continente.
La versión europea de la tasa, a falta de conocer más detalles sobre la que se aplicará en España -aunque se espera que sea muy similar-, afectarÃa al negocio de intermediación entre clientes y vendedores de Amazon, además de al de publicidad digital, que es muy pequeño, pero no al de ‘retail’.
Los servicios de intermediación suponen el 50 % de los ingresos de Amazon, mientras que la segunda mitad corresponde a la venta directa, que no se verá afectada por la tasa Google.
La misma fuente ha explicado que la nueva tasa se aplicará sobre la comisión que cobran las plataformas de comercio electrónico, por lo que compañÃas como Amazon tendrÃan que decidir si la absorben ellas o incrementan el importe que cobran a las empresas vendedoras, que, a su vez, repercutirÃan esa subida al cliente final.
Además, si el impuesto se introduce solo en España, las plataformas de comercio electrónico pasarÃan su pago a los pequeños proveedores españoles, lo que darÃa ventaja del 3 % a los de otros paÃses.
Algunos paÃses están abiertos a la medida como Irlanda, Finlandia, Suecia, Holanda o la República Checa, y otros, con Alemania a la cabeza, se muestran más crÃticos con la misma.
Asimismo, mucho paÃses no la ven nada clara, pero consideran, como es el caso por ejemplo de Francia, que tienen que gravar a las compañÃas tecnológicas porque es una medida popular socialmente, según ponen de manifiesto desde el sector del comercio en internet.