ParÃs, 29 may (EFE).- Renault presentó este viernes un plan de ajuste con el que pretende reducir en unos 2.150 millones de euros su estructura anual de costes y que supondrá la supresión de unos 15.000 empleos en el mundo, sin despidos, de los cuales 4.600 en Francia.
El grupo automovilÃstico francés insistió en un comunicado en que esa reducción de efectivos, que afectará al 8 % de su plantilla global y se escalonará en los tres años de puesta en marcha completa del plan, la hará con “un diálogo ejemplar” con los representantes de los trabajadores y con las autoridades locales en cada paÃs.
En concreto, aplicará “medidas de reconversión, de movilidad interna y de salidas voluntarias”. El recorte anunciado deja de lado la cuestión de en qué medida seguirá recurriendo o no a interinos y trabajadores con contratos temporales.
Renault reducirá sus capacidades de producción de cuatro millones de vehÃculos en 2019 a 3,3 millones en el horizonte de 2024.
De entrada, suspende los proyectos que tenÃa para incrementar sus capacidades de fabricación en Marruecos y RumanÃa, ajustará las de Rusia y procederá a una “racionalización” de sus plantas de cambios de velocidades en el mundo, aunque no cerrará ninguna de ellas.
En Francia, aunque tampoco habrá cierre de factorÃas de forma inmediata, la compañÃa estudia el futuro de varias de ellas, para lo cual maneja cuatro hipótesis de trabajo que van a ser sometidas a un proceso de concertación con la representación sindical y con las autoridades.
Las fábricas de Douai y de Maubeuge, en el norte del paÃs cerca de la frontera belga, conformarán un “centro de excelencia”, y mientras la primera a partir de 2021 ensamblará vehÃculos eléctricos, la segunda continuará dedicada a las furgonetas.
La de Dieppe (noroeste), donde ahora únicamente se ensambla el modelo Alpine (con una cadencia mÃnima de 7 unidades al dÃa), será objeto de “reflexión” cuando ese coche deportivo llegue al final de su ciclo.
Las actividades de Choisy le Roi, cuyo futuro está en suspenso, se trasladarán a la de Flins, que dejará de ensamblar vehÃculos cuando se ponga fin a la producción del eléctrico Zoe y se convertirá en “un ecosistema de economÃa circular”.
Por último, habrá una “revisión estratégica” para definir el destino de las instalaciones de la Fonderie de Bretagne.
Renault no quiso precisar en qué medida afectará a los otros paÃses donde tiene actividad el recorte de plantilla de 10.000 empleados, que vinculó con las tres lÃneas de acción del programa de ajuste de los costes fijos.
La primera, con un objetivo de 800 millones de euros, es la mejora de la eficacia en ingenierÃa, que pasa por una racionalización en la concepción de vehÃculos (con la reducción de componentes o una mayor estandarización) y por localizar las “tecnologÃas estratégicas con gran valor añadido” en sus centros de la región de ParÃs.
La segunda, con 650 millones de euros, es la optimización de su aparato industrial; y la tercera, con 700 millones, afecta a los gastos generales y de mercadotecnia, que deberán disminuir entre otras cosas con un mayor recurso a herramientas digitales.
Renault estima que aplicar su plan de ajuste le costará unos 1.200 millones de euros.
El presidente del consejo de Renault, Jean-Dominique Senard, afirmó que todas estas evoluciones “son fundamentales” para garantizar el futuro de la empresa y “su desarrollo a largo plazo”.
En una lÃnea paralela, la directora general interina, Clotilde Delbos, explicó que con los ahorros esperados se pretende “restablecer nuestra rentabilidad global y asegurar nuestro desarrollo en Francia e internacional”.
Este plan, que en parte responde al hundimiento del mercado automovilÃstico por la crisis del coronavirus, tiene su origen en los malos resultados del grupo del rombo en 2019, cuando por primera vez en diez años tuvo que encajar pérdidas, en concreto 141 millones de euros.