No habrá recuperación sin obra pública
Arranca este 2018 con buenas noticias para el sector de la maquinaria de construcción: las ventas crecieron un 50% el año pasado y alcanzan sus mejores cifras desde 2007; es decir, los mejores números en una década.
Con todo lo positivo que supone este titular, no podemos obviar en el análisis que la cifra total de máquinas vendidas continúa siendo baja (aún por debajo de las 5.000 unidades, cuando antes de la crisis se sobrepasaban las 20.000) y que en estos términos, los incrementos tienen un reflejo porcentual muy elevado.
Con todo, este aumento en la venta de maquinaria es la constatación de que la recuperación ha llegado definitivamente al sector. Y, bajando al detalle, podemos intuir dónde está el origen de esta recuperación: el crecimiento es especialmente notable en maquinaria mini y de elevación, aquella que tiene más salida en mercados como el residencial, auténtico motor de la recuperación del sector de la construcción.
Porque a pesar de que todos los segmentos de maquinaria crecen respecto al año 2016, la inversión pública y la falta de obra pública continúan lastrando al sector de forma severa. No solo la ausencia casi total de obras de nueva infraestructura, sino que existe un déficit del mantenimiento de las ya existentes, denunciado desde hace tiempo por todos los agentes del sector. Además, si bien las licitaciones de obras han comenzado a crecer, existe una diferencia con lo finalmente ejecutado.
El Plan Extraordinario de Carreteras anunciado el pasado año promete una buena inyección para un sector que ha padecido de forma extraordinaria los recortes presupuestarios de los últimos ejercicios. Pero, al tiempo que Fomento promete importantes licitaciones este año para el sector (se habla de 2.000 millones en 2018), De la Serna ya ha dejado entrever que, si finalmente no se aprueban unos nuevos Presupuestos Generales para este año, las carreteras volverán a sufrir recortes.
En lo que vuelve la inversión en obra civil, nuestras empresas constructoras se han posicionado como adjudicatarias de la construcción y la explotación de grandes infraestructuras por todo el mundo. La mala noticia es que este liderazgo (nuestras empresas cerraron 2017 como las segundas que más facturaron de todas las europeas, solo por detrás de las francesas) es a pesar de la ausencia de actividad en nuestro país.
El sector de la maquinaria de construcción ha cerrado un buen 2017, con la previsión de que este año recién estrenado continúe en la senda del crecimiento. Que esto sea así y que la recuperación sea completa no es posible sin inversión en obra pública.