IECA y Oficemen destacan las ventajas del uso del hormigón en construcción
Con el cemento y el hormigón como temáticas centrales, y en colaboración con IECA, el pasado 4 de abril tuvo lugar en la agrupación de fabricantes de cemento de España —Oficemen— un encuentro en el que se trató de desmentir mitos y explicar la verdadera funcionalidad del hormigón como material de construcción. Durante sus exposiciones, tanto Arturo Alarcón —jefe del Área de Construcción Sostenible, IECA— como César Bartolomé —director del Área de Innovación, IECA— procedieron a defender este material por medio de explicaciones técnicas y ejemplos reales que respaldaban sus argumentos.
Destacaron, en primera instancia, las características beneficiosas del hormigón que se conocen comúnmente, como su durabilidad y vida útil, muy superior a los cien años, o su capacidad de adaptabilidad y mantenimiento en cualquier tipo de ambiente, incluso bajo el agua o en situaciones climatológicas adversas.
Según estos expertos en la materia, el hormigón es el segundo material más consumido en el mundo después del agua. Además, sus materias primas se encuentran en cualquier lugar del mundo y puede ser elaborado en las obras, así como prefabricarlo en fábricas.
“Suena a algo tradicional y fuerte, pero no ecológico, por sus emisiones de CO2. Pero se olvida que existen otros muchos indicadores, como la huella hibrida”, explicó Arturo Alarcón como argumento inicial en favor de este material. De acuerdo con sus palabras, es una idea extendida la de que los materiales ligeros son más ecológicos que los pesados. Pero es un mito. Hay, de hecho, muchos edificios de hormigón que han ganado premios de sostenibilidad.
“Hay un edificio en Formentera —IBAVI— en el que se utilizaron las algas del propio entorno como aislante”, indicó Alarcón, valiéndose de este ejemplo para expresar cómo empresas que usan materiales estrictamente naturales no creen que se pueda construir de manera sostenible con materiales industriales. “Sin embargo, los premios a edificios sostenibles otorgados a construcciones de cemento no dicen lo mismo”, aclaró. Y es que hay edificios sostenibles, hechos de cemento, que han ganado el premio otorgado por Construcción21 en los últimos años, como el 29Soto de Pamplona, que resulta ser el primer edificio passivhaus construido en altura. Otro ejemplo —el ganador del premio este año— es el Aulario Induva de Valladolid, que reúne todos los requisitos de un edificio sostenible: entre otras características destacan el 53 % de producción de energías renovables en el propio edificio o el control de orientación para aprovechar energía, lo que permite refrescar o calentar el edificio de forma natural.
Sobre si es o no medible la sostenibilidad de un edificio, Alarcón confirmaba la existencia de ciertas normas que permiten hacerlo. Con un sistema dividido en bloques, según explicó, en lo referente a productos de construcción existe una declaración ambiental de producto, con siete indicadores entre los que se encuentran calentamiento global y capa de ozono. Estos indicadores suman las contribuciones a nivel de producto. Después, a nivel de edificio, le se añaden los consumos operacionales de energía y agua, y con todos estos indicadores se obtiene la evaluación del edificio. Además de esto, están las emisiones operativas, es decir, el uso del edificio. “Esta son las que hay que reducir para conseguir consumos de energía casi nulos”, indicó Alarcon. Al respecto de lo que puede aportar el hormigón para reducir emisiones operativas, destacó la denominada inercia térmica, que se consigue con muros espesos de hormigón que, acompañados del uso de energías renovables, consiguen el efecto de amortiguar la temperatura interior de la exterior.
Por su parte, Bartolomé habló sobre lo más destacable en el campo del hormigón, mostrando ejemplos de edificios hechos de este material y todas las ventajas que ofrece, tanto de diseño como dentro del propio proceso de construcción. Para ello, Tomó como referencia edificios tan célebres como la Sagrada Familia de Barcelona. “Cada vez hay más edificios en altura construidos con hormigón: de las de las 143 edificaciones de más de 200 metros de altura construidas en 2018, el 63 % tenía el hormigón como principal material”, explicó Bartolomé, dejando claro que el hormigón no es, ni mucho menos, un material obsoleto.
Innovación y sostenibilidad
En palabras de Bartolomé, “cualquier cosa que pienses se puede hacer con hormigón”. Y es que lejos de ser el material del pasado, el hormigón también avanza. Existen ya diversas variedades de este material, como el hormigón fotoluminiscente, capaz de emitir luz en la oscuridad sin gasto energético; hormigón magnético; hormigón autorreparable, que sella sus propias fisuras cuando estas aparecen o el hormigón translucido, que permiten el paso de la luz y ver formas al otro lado del muro.
Otro aspecto innovador que ofrece el hormigón es la posibilidad de pigmentación: se usan pigmentos que se mezclan con el hormigón antes de aplicarse. No se pinta una vez aplicado.
En cuanto a su carácter sostenible, este material emplea recursos naturales prácticamente inagotables, absorbe el CO2 de la atmósfera y no emite compuestos volátiles en el interior de los edificios. Además, su claridad en pavimentos reduce la temperatura ambiente en hasta 2ºC en entornos urbanos y en pavimentación, ahorra combustible durante la rodadura de los vehículos, entre muchos otros factores.
